El escritor de repente entendió por qué todas sus relaciones habían fracasado, y era que, aunque precisamente buscaba pareja para alejarse de este estado, sentía un cierto apego a su soledad, se reconfortaba en ella. Sus amantes a menudo habían necesitado demasiados mimos, demasiado cariño, que le alejaban de esa cuota diaria de soledad que requería. Quizás por ello era por lo que se había dedicado con tanto ahínco a escribir. Podría haberse dedicado a correr, a ser un corredor de fondo. O haber sido un pianista solista, o un compositor de música electrónica, gente que trabaja en solitario alejado de distracciones. Pero ni tenía condición física ni oído musical. En su lugar se dedicaba a escribir que, como había descubierto, se trataba de un acto misántropo, misógino y andrófobo.
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Decía Robert Graves
Decía Robert Graves que la verdadera poesía
es aquella que se deja inspirar por la Diosa,
en su triple faceta, de madre, desposada,
aquella que es guía en el camino tenebroso y consuela las penas.
Pero qué hago, mi reina dionisíaca,
si tú ya no me necesitas,
si eres independiente,
si te muestras altiva, condescendiente.
Pequeño microcosmos
Sábado al mediodía, y en mi cuaderno de dibujo marco puntos. De momento solo eso, punteo el papel.
Si hago caso a Kandinsky, cada uno de esos puntos resulta de un cruce de rectas imaginarias, suponen el vértice de múltiples ángulos, y como resultado lo que obtengo es un mundo anguloso y duro.
El deseo me hace ver fantasmas
No hace falta lo paranormal para escuchar sombras,
o para ver voces,
fuera de lo paranormal el deseo
o el ansia porque ocurran cosas
me hacen palpitar situaciones estrambóticas.
Estulticia
Me hablas de la opresión, de la estulticia,
de lo fácil que lo tienen los que son como yo,
nos basta medio cerebro, solo pulsar un botón,
del ascensor que directamente nos lleva a la cima;
Sin título
La cabeza pesada por el último mantecado
lo confirma: las navidades han terminado.
El temor al año que entra se agranda
por la ausencia de esperanzas.
Por lo común ha habido ilusiones y sueños,
sabiendo lo que persigo no había miedo.
Puesto que ahora no aguardo en concreto nada
me espero todo y lo que tenga que venir con desgana.
Vales
Durante la crisis hubo un año en que no pude comprar regalos. En su lugar preparé paquetes de vales. Vale por un abrazo, vale por hacerte la cama y arreglarte el cuarto, vale por una canción. Vale por un poema, aunque por entonces no escribía poemas. Y la sonrisa de circunstancias de expresar: “Lo siento pero en mis condiciones esto es lo único que puedo obsequiar”. Al menos tengo casa, por lo menos no estoy en la calle. Y había amigos que me escribían, con los que quedaba, aunque fuera para pasear, para vivir del aire. Y la expresión de mi padre que fue la misma que si le hubiera hecho un presente de cien euros. Qué mala son algunas personas para recibir regalos. Estilográfica, cara seria. Botella de vino, cara seria. Paquete de vales, bostezo sin concesiones. Sin embargo, qué buenas son para hacer entender que en la riqueza y en la pobreza la tristeza es la misma. Y la alegría. Y la compañía.